Ahora la conclusión sigue siendo muy crítica porque podríamos estar frente a un lenguaje verbal del paciente que es engañoso porque no es específico y no responde a un conocimiento fisiopatogenético detallado del estado oclusal; o, paradójicamente, estamos ante un lenguaje máquina convertido en lenguaje verbal que garantiza la integridad del sistema. En este punto la situación es verdaderamente embarazosa porque ni el paciente ni el observador (dentista) podrán decir con certeza que el Sistema se encuentra en un estado de “Maloclusión”.